Terapia con cuencos tibetanos

Los cuencos Tibetanos han sido creados con conciencia e intención, y son utilizados como guías del despertar de la conciencia, y en la curación de enfermedades tanto a nivel físico, psíquico, mental y emocional.

La terapia del sonido aplicada con cuencos tibetanos tiene un efecto curativo y relajante, que aporta una sensación de unidad entre cuerpo, mente y espíritu. Proporcionando así bienestar, equilibrio energético y paz interior.

Es una terapia sonora realizada con estos instrumentos, que al hacerlos sonar, producen un sonido cargado de armónicos. Se coloca sobre el cuerpo y provoca una profunda vibración que se transmite por todos los huesos. Esto produce un importante desbloqueo, por lo que es una excelente herramienta terapéutica.

Están forjados de siete metales, que son: Oro (Sol), Plata (Luna), Cobre (Venus), Hierro (Marte), Mercurio (Mercurio), Estaño (Júpiter) y Plomo (Saturno). Cada metal está en sintonía con un planeta. Su sonido tan especial, se debe a esta combinación de metales, donde están las siete notas musicales que activan y armonizan los centros energéticos o Chakras que poseemos.

El Principio de Resonancia designa la capacidad que tiene la vibración de llegar más allá, a través de las ondas vibratorias y provoca una vibración similar en todo el cuerpo. Es decir, que este principio, es la capacidad que tiene una frecuencia de modificar otra frecuencia. Además, el sonido modifica nuestras ondas cerebrales haciéndonos entrar en otros niveles de conciencia, dónde son posibles los estados de sanación. Con esta terapia se ha demostrado científicamente, que con el sonido, se consigue la sanación de las células, logrando la curación de enfermedades.

Con múltiples beneficios:

– Rápido logro de una relajación profunda.

– Suave masaje y armonización celular.

– Alivio del estrés, la ansiedad y el insomnio.

– Mejora la concentración.

– Mejora de la visión física, mental y espiritual.

– Estímulo de la actividad de las ondas alfa o meditación profunda.

– Aumento de la energía por medio de la estimulación del líquido cefalorraquídeo.

– Regula y armoniza los desequilibrios emocionales.

– Mitiga los dolores físicos y emocionales.